Corrección de curso

junio 7, 2016

Corrección de curso

Las aeronaves pueden salirse de su curso.

Esta fue una lección que aprendí en carne propia cuando hice uno de los primeros vuelos de larga distancia mientras tomaba clases para sacar mi licencia de piloto aviador.

Para entonces ya volaba sin instructor y debía volar a un pequeño pueblo que se encontraba en el estado de Texas, estado en el que tomaba mis clases de aviación.
Hice los cálculos necesarios y despegué en la avioneta en la que tomaba clases, una Cessna 172.

Después de haber volado unos 45 minutos empecé a buscar el aeropuerto y a la distancia lo pude divisar. Al acercarme noté varias cosas que no coincidían con la información que tenía; el aeropuerto no estaba a un lado de un pueblo, también se suponía que el aeropuerto tendría una pequeña torre de control, pero éste no la tenía.

Aterricé, y al hacerlo me di cuenta que había piedras en la pista y maleza creciendo entre las grietas del asfalto. Era un aeropuerto abandonado.

Cuando regresé a la escuela le conté a mi instructor de vuelo la experiencia; se rió, y me dijo que me había salido de curso y nunca lo corregí. Afortunadamente para mí, llegué a un aeropuerto, aunque no al que quería llegar.

Hay varios factores que pueden provocar que un avión se salga de su curso: Tecnología defectuosa y error humano, entre otros.

Cuando la aeronave se sale de curso, esto se puede corregir y a esta acción se le llama “corrección de curso”. El proceso es simple, se determina la posición de la nave y su curso vectorial (la velocidad y dirección del vuelo), se vuelve a calcular. Un nuevo vector se computa y se corrige el curso.

El problema es cuando un avión se mantiene fuera de su trayectoria por mucho tiempo. A veces el curso no podrá corregirse porque la aeronave no tiene suficiente combustible para hacer grandes cambios de curso, y cuando ya se dieron cuenta, puede ser muy tarde.

La iglesia ha sido comparada con una barca, pero la analogía de aeronave, funciona igual o mejor.

Hay cosas que está sacando a la iglesia de su curso y la está llevando en la dirección equivocada.

No es la primera vez que sucede.

Nos haría bien echar un vistazo a la historia de la iglesia para entender las fuerzas que han sacado a la iglesia de su curso.

A veces esa fuerza que la sacó de su curso fue el hambre de poder, la avaricia o el proselitismo extremo que llevó a la iglesia a las cruzadas y la cacería de brujas, y en la historia más reciente de países como Estados Unidos, la política.

Latinoamérica presenta un fenómeno interesante, varios factores históricos, socioeconómicos y culturales se han conjugado para crear una fuerza de gravedad que está jalando a la iglesia hacia una forma de radicalismo que no es ni coherente, ni bíblica.

Urge una corrección de curso y un liderazgo de corrección de curso. Líderes que con un corazón crítico y pastoral desarrollen la capacidad de identificar los errores que la iglesia está cometiendo.

Desde el día del Pentecostés cuando nació, la iglesia ha requerido corrección de curso. Empezando con Pablo, “perito arquitecto” de la iglesia, que utilizó sus epístolas para corregir los errores y el curso de la iglesia primitiva, y continuando a través de los siglos, con hombres como Lutero que han amado profundamente la iglesia y se han arriesgado a señalar sus errores y dirigirla, la iglesia sigue necesitando corrección de curso.

Los cambios que se necesitan no son estéticos, como estilo de música, liturgia o arquitectura, sino cambios profundos de identidad y propósito. Si estos cambios no se llevan a cabo corremos el riesgo de perdernos.

La critica que propongo no debe ser tendenciosa. No debe enfocarse en trivialidades doctrinales o asuntos periféricos de nuestra fe. Debe enfocarse en el corazón y propósito de la iglesia.

Debe hacerse con firmeza y a la vez con amor.

La corrección siempre provocará dolor, pero las heridas provocadas por alguien que ama son heridas fieles.

Para hacerlo necesitamos entrar en un proceso de “destrucción creativa”.

El término “destrucción creativa” fue acuñado en 1942 por Joseph Schumpeter en su libro “Capitalismo, Socialismo y Democracia”.

En su libro Schumpeter argumenta que para poder cambiar la estructura económica es necesario que se destruya desde adentro la estructura actual para así poder crear una nueva.

Hay síntomas preocupantes en la iglesia actual. Al paso que vamos algunos sectores de la iglesia latinoamericana corren el riesgo de convertirse en secta.

La destrucción creativa no rechaza todos los conceptos antiguos, pero los renueva.

Jesús provocó en la religión de su tiempo un tipo de destrucción creativa. Cuando dijo: “Oíste que fue dicho, pero yo os digo”, estaba entrando en ese proceso de destruir algo que se había desviado, malinterpretado y había convertido a la religión en algo totalmente irrelevante.

Hoy más que nunca debemos escuchar el consejo de Pablo en relación a la autenticidad de nuestra fe y la iglesia a la que nuestra fe pertenece.

“Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba!”

La canción “¿Cómo me ves?” plasma en letra y melodía esa carga existencial y hace preguntas que van dirigidas a Dios: “¿Cómo me ves?”, “¿Desde tu perfección cómo se ve mi vida?”, “¿Desde tu corazón cómo se ve mi actuar?”.

El estribillo de la canción deja claro que el hecho de que Dios nos ame y nos acepte no significa que dejamos de sentir esa carga existencial, y hasta el final de nuestros días nos estaremos haciendo las mismas preguntas. Ese es el precio que debemos pagar por ser humanos, por haber sido creados a la imagen de Dios y tener conciencia.

Obviamente de manera implícita la pregunta también está dirigida a nuestro cónyuge, hijos, padres, etcétera.

No rechaces ese sentimiento y sigue haciendo la pregunta: ¿Cómo me ves?

El mundo será mejor mientras continuemos haciéndonos esa pregunta.

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Jesús Adrián Romero es un reconocido cantante y compositor mexicano. Comenzó su carrera a mediados de la década de los 90, gozando al día de hoy de un enorme prestigio y vigencia en toda Latinoamérica, EEUU, y gran parte de Europa.